sábado, 12 de enero de 2013

EL BAUTISMO DE JESÚS




En este año de la fe, la fiesta del Bautismo de Jesús y su experiencia de ser el Hijo amado de Dios, nos invitan a reiterar nuestra pertenencia de cristianos, bien renovando las promesas bautismales, bien con opciones semejantes a las que tuvieron Zaqueo y el ciego, que cambiaron enteramente su modo de vida y se convirtieron en discípulos emblemáticos de Jesús.
Las palabras de Dios Padre que escuchó Jesús son el secreto de su modo de vida. La certeza de saberse amado de Dios es la fuente de la que brota la confianza, el abandono, la fuerza, la obediencia, la entrega total.
El ardor, el gozo, el testimonio en la vivencia cristiana dependen de tener o no la convicción creyente de ser, como Jesús, amados por Dios, sostenidos por Él. Quienes  fuimos bautizados, hemos recibido el don precioso de la filiación divina adoptiva, y desde esta conciencia nos debería acompañar el gozo desbordante por sabernos amados en el Hijo amado.



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