sábado, 16 de marzo de 2013

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA


Jesús no cae en la trampa. Les dice: "El que no tiene pecado, que le tire la primera piedra". 
Los judíos saben que todo hombre es pecador y los fariseos no podían pretender ante la gente estar sin pecado. Prefieren abandonar el lugar.
Queda Jesús solo con la mujer y le dice "Tampoco yo te condeno". Jesús vino para eso. Quiere perdonar a todos, también a los fariseos que cometieron, con sus planes homicidas, un pecado peor que el de la mujer. Pero ellos no se dejan y esa es la mayor tristeza para Jesús: Encontrar corazones duros que se empecinan en el pecado.  Que no quieren aceptar la salvación.
A la mujer perdonada le pide no volver atrás, no volver al pecado: "Anda y en adelante no peques más”.
Jesús es el único que ama al pecador. Jesús amó aquella mujer y sufrió al verla atrapada en el pecado y después en manos de aquellos que la atormentaban. Jesús da la vida por ella, para liberarla del pecado. Solo el Señor es capaz de reconstruir a la persona por dentro para convertirla en nueva criatura.



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