domingo, 3 de julio de 2016

Domingo XIV del Tiempo Ordinario - “Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.”.

Queridos hermanos:
Jesús no quiso realizar el sólo su propia misión, reunió a diversas personas para ser sus mensajeros, hoy se nos habla de setenta y dos, aparte del simbolismo del número, está claro que el ser evangelizadores no se reduce a los doce: “La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies”. Todos estamos llamados a ser misioneros, pero con unas actitudes que en el evangelio de hoy quedan bastante claras y vamos a enumerar.
1-Lo primero es anunciar el Reino, esto no puede esperar más: “Curad a los enfermos que haya, y decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios”, “Aunque no os reciban decid: De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios”. Esta es la gran tarea que hay que realizar y es urgente llevar la Buena Noticia hasta los confines de la tierra. En vez de lamentarnos de lo mal que están las cosas, de que no quieren oír, de la creciente indiferencia, tendremos que pedir la fuerza para realizar nuestra misión.
2-“De dos en dos”, quizás por aquello que también se dice en el Evangelio: “Donde dos o tres estéis reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de vosotros” (Mt 18,20). Además de dar protección, sentirse acompañados, son necesarios dos testigos que confirmen la autenticidad de la palabra que trasmiten. Los cristianos no somos francotiradores, lo que hace creíble la misión es también el sentido comunitario.
3-En pobreza: “No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias”. Haciendo ver a la gente su confianza absoluta en el Padre y dando credibilidad a su predicación, despreocupándose de aquello en lo que se afanan los hombres. Esto no impide que puedan:”Quedarse en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario”. Más curioso es leer en el texto: “No os detengáis a saludar a nadie por el camino”, cuando el saludo es algo tan ritual entre los judíos: “Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa”. Parece contradictorio, pero lo de no saludar debe ser por la urgencia, para no parar y tiene algo de provocación.
4-En un ambiente difícil: “Mirad que os mando como corderos en medio de lobos”, Jesús es consciente de que muchos no darán veracidad a sus palabras y que la misión siempre es peligrosa, encontrará persecución y oposición. “Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo” y es que la Palabra de Dios juzga, discierne, pone o no del lado del Reino.  
5-Que nos debe llevar a la humildad, no a buscar el éxito. El regreso de los setenta y dos, contentos del éxito, da pie a Jesús para advertirnos de los peligros del poder y del engreimiento. Hay que tener la humildad necesaria para saber que el poder que da la autoridad: “hasta los demonios se nos someten en tu nombre”, no es nuestro, ni podemos utilizarlo en provecho propio, nada de prepotencia. El Evangelio y la misión de anunciar el Reino lo hemos recibido gratis, para comunicarlo gratis, no como una ventaja o un privilegio, como dice San Pablo a los Gálatas en la segunda lectura de hoy: “Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el Mundo”.
 Julio César Rioja, cmf


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